Suave, suavemente me persigue
las formas de tus cuerpo
las curvas que me envuelven
en la locura del deseo
que todo hombre sufre
por la mujer que ama
devolviéndole a la juventud
cuando todo es posible
y el color existe de verdad.
Cuando estoy solo y triste
suave, suavemente me persigue
tu sonrisa encantadora
el color de tus labios
que me susurran palabras
cada vez que los toco con los míos
dejándome pegado a ti
sin querer alejarme de su contacto.
Cuando solos nos quedamos
tu y yo ante el mundo que nos rodea
y golpea con su realidad, sin amor
suave, suavemente me persigue
la música de nuestros corazones
la poesía que nace de nuestro roce
la luz que nos envuelve el ser
e ilumina la vida que no vemos
pero que está esperándonos
con los brazos abiertos.
Pues suave, suavemente nos empuja
a que la descubramos
en nuestro pequeño amor.