De la colección «Quiero un futuro verde»
Cuando éramos niños
contemplabamos el mundo con sorpresa
descubríamos la hermosura de lo verde
la frescura del nuevo día
la ilusión de una vida llena
de proyectos futuros.
Cuando crecimos descubrimos
lo bueno que es tener dinero
su brillo reemplazando
la hermosura de lo verde
haciéndonos más huraños
más duros e ingratos.
Nos olvidamos de la frescura del nuevo día
de la ilusión de una vida
llena de nuevos proyectos
por una en la que solo importaba
llenar nuestro ser del brillo
de algo redondo o rectangular
de los objetos que marcan quien somos.
Nos olvidamos de mirar el cielo
de sentir la brisa del amanecer
enredando en nuestros cabellos
y la alegría de los nuevos proyectos.
Ahora la tierra se marchita
¿Y volverá la hermosura de lo verde?
¿La vida que nos llenaba el corazón
con su invisibilidad palpable?
Quizas solo a sido un sueño
y solo seamos seres de las sombras
que consumen y arrasan
hasta agotarlo todo.
Y no seres del sol y del verde
que viven cuidando
de todo cuanto tenemos.
¡Que hermoso es lo verde
lo que heredamos y nos pertenece
por ser hijos de lo verde!