En tus playas crecí
escuchando el vaivén de tus olas
acariciando la arena de mi alma
dejando un rastro húmedo y fresco
aliviando las angustias del día.
Con el tiempo el destino nos separó
y cuando vuelvo de nuevo
a la vera de tu lecho
tumbandome en tus arenas
pensando en dejarme acariciar
por el vaivén de tus olas
me encuentro en tus playas queridas
abandonada a la suciedad
corrompida por la actividad humana
sin compasión a tu belleza natural.
Ya no construyo con tus arenas
castillos que tus olas derrumben
y yo los levanto más y más alto
desafiando tu natural fuerza.
Ahora me siento en la arena
cuando el sol se levanta perezoso
dejando al descubierto la vergüenza
de una naturaleza no conservada.
Y en tus playas queridas
ya no encuentro el descanso
que hace tiempo encontraba
ahora llenas de suciedad
visible y aquellas que se cuela
en lo secreto de nuestro cuerpo.
Queridas playas
hermoso verano al sol
que escondes el veneno
que el humano a soltado
durante tantos años.