Del relato «Lágrimas por mi tierra»
Y mi futuro solo
por con acoger ninguna de las dos banderas
que se enarbolan en la batalla
por no estar de acuerdo con los bandos
que se disputan esta tierra
mi tierra
que manchada de la sangre de los caídos
nos acoge a ambos bandos
que se destruyen mutuamente.
El poder me llama a su presencia
para utilizarme como arma
contra el bando contrario
ambos con razones acumuladas
agravios y razones
que asustan por la necedad y la arrogancia
de ambos lados
olvidándose de hablar y entenderse.
Por eso mi futuro solo
es lo que tengo ahora en mis manos
desahuciado por todos
por no querer empuñar un arma
derramar sangre
imponer una voluntad
que no es la mía.
Me llaman a filas
y no voy
me persiguen por mi desobediencia
me llaman orgulloso y necio
hacen de mí el enemigo
de su futura patria
una patria que no deseo pisar
y me aplastan con su realidad y verdad.
Y mi futuro solo
es lo que me queda en esta guerra
como proscrito de la verdad
o de la esperanza
según el bando elegido.
Pero mi alma está saturada
de hombres orgullosos, soberbios
que esgrimen su verdad como la única
haciendo que todos obedezcan
cómo soldados a sus jefes
y mi soledad es lo que escojo
para que mis manos
no se llenen de la sangre
de mis hermanos y conciudadanos.