No hay ojos que puedan ver
ni manos que puedan descubrir
la hermosura escondida en ti
tantos años esperando
que aquel que tuviera la llave
abriera la puerta del salón
donde se esconde el mayor tesoro.
No hay oro con que comprarla
ni nada bello con que compararla
eres única, hermosa
brillante como una estrella
y tierna como el sol.
Vuelvo a ti
necesitado de encontrarte
por culpa de la hermosura escondida en ti
que no dejas ver
cansada de tantos maltratos
y perdida la esperanza
de contemplar la luz del sol.
Pero la puerta se abrió
y entró el sol a raudales
y el viento se llevó
todo el polvo acumulado
del tiempo que ha permanecido olvidada
la hermosura escondida en ti.