MI camisa está rota
por la violencia de los tiranos
por la bravura de los hombres
que todo lo quieren
en sus manos.
Está sucia del esfuerzo
del duro trabajo
porque el dinero no crece
de las ramas de un árbol.
Mi camisa está mojada
por el sudor que la empapa
de tanto correr a tu lado
bajo el sol que enamorado
se interpone entre tu belleza
y mi corazón mundano.
MI camisa está plantada
limpia, bien puesta, perfumada
porque hoy vienes de visita
y quiero que tus ojos se enamoren
no de mi camisa
si no del corazón que palpita
oculto bajo ella.
Y si la necesitas
ella te cobijará contra el frio
y si no, mis brazos
corriendo abrazan tu cuerpo
para que su perfume te envuelve
en el país de las maravillas
del cual vienes a mi
día tras día.