Del relato «Lágrimas por mi tierra»
Ya no quieres escucharme
dices “mis labios impuros”
por no repetir tus premisas
por no ser tu loro
y reirme de tus locuras.
No soy tu lacayo
ni tu siervo
soy un hombre que desea
ver la paz en su tierra
la prosperidad en sus manos.
Con mis labios impuros te pido
deja ya de hacer la guerra
con palabras, hechos
falsas promesas
y tiende tu mano
para construir
y dejar atrás este mal sueño
tu sueño
que no nos deja vivir.
Para ellos también
mis labios impuros
les molestan
porque son iguales que tu.
Por eso la guerra llamáis
libertad, obediencia, civismo, patria
cuando solo decís, yo
mi voluntad, mi deseo.
Y los demás os contemplamos
unos dejándose llevar
por la fantasía de un mundo nuevo
por la victoria y la codicia
otros, bueno
por no nadar contra corriente.
Y yo solo puedo llorar
por la amargura de ver hermanos
enemistados por la bandera
y la palabra libertad.