Cada día entre tus brazos
me olvido de la oscuridad
de días donde los azotes
torturaban mi corazón
dejando en el cajón
las lágrimas recogidas
en pañuelos mojados
por la ausencia del amor.
Me olvido de la oscuridad
cuando me susurras en silencio
y me dejas desnudo
sin sentido, vacío
por la pasión saciada
en aquel lugar escogido
para olvidarnos de la oscuridad
la tuya y la mía
de aquellos días solitarios
donde la oscuridad era la vida
y el color, el sueño
que deseábamos probar
y no dejar libre
para que anidase en nuestro corazón.