Después de tantas guerras
de tantos insultos
y tantos desencuentros
aún no sabes
que no pertenezco a nadie.
Mi bandera es la rosa
mi espada son mis abrazos
mi escudo son mis besos
mi esperanza
tus ojos brillantes
que me encadenan a ti.
Entre tierras me encuentro
en un territorio por descubrir
donde todos desean estar
y donde el alma vuela en paz.
Si, no pertenezco a nadie
me debo a las caricias
los labios que me besan
las caricias que nos damos
y esas palabras que susurramos
y que nuestros corazones
reconocen como verdaderas.
Aunque te ame profundamente
no pertenezco a nadie
es mi destino, que cargo
como un pesado fardo
cada vez que deseo otra mujer.
Pero tu me encadenas
me haces tu paladín
con tu bandera que es una rosa
con tu escudo que son tus besos
con tu mirada clara
que refleja mi cara de tonto
por no saber cómo alejarme de ti.