Del relato «Lágrimas por mi tierra»
Volvemos a caminar
por el mismo sendero que ayer
seguros de conseguir
aquello que no debemos tener.
Pero enarbolamos las banderas
de la libertad y la justicia
de la igualdad entre pueblos
de la sabiduría jurídica.
¿Pero que nos queda?
Hablar siempre de lo mismo
no torcernos de la ruta
despreciar aquellos
que no aman nuestra meta
aniquilar al opresor.
¿Pero quién oprime?
Volvemos a caminar sin mirar atrás
sin comprender ni aprender
de ese pasado lejano
del cual venimos
y del cual huimos
como feroz enemigo
pero que nos viene siempre de frente
para que no olvidemos
y nuestros corazones se llenen
de razones, odios y rencores
para quemar nuestras calles
y destronar gobiernos
que nos oprimen.
Así que volvemos a caminar
llenos de justicia
con el poder de las urnas en la boca
y las manos llenas de puñales
espadas y traiciones.
¿Y el final del camino
hasta cuando?