Me despojo ante ti
de mis ropas
dejando mi cuerpo
a la luz de tus ojos
deseando que tus manos
me toquen suavemente
y tus labios sean caricias
en las heridas de mi ser.
En la intimidad de la noche
me despojo ante ti
de la coraza que llevo
después de tantos golpes
de tantos desengaños
sufridos en la confianza
y en la crueldad
de los seres queridos
de los llamados amigos
quedandome en cueros vivos
sin nada que ocultar
solo la cobardía de no saberte amar.
Y si me dejas
y si el tiempo no lo remedia
me despojo ante ti
de mi propia voluntad
para construir contigo
una vida juntos
en el lugar que nos corresponde
hasta que la edad nos venza
y durmamos plácidamente
en el regazo del tiempo
que todo lo envuelve
en su propia desnudez.