Me rindo a ti
desde la aurora
en el que mis ojos te vieron
y mis manos
se entrelazaron con las tuyas
y me quede prendado
de tu belleza desplegada a mis ojos.
Solo puedo decirte
con mis torpes palabras
que no hay nadie como tu
en ningún rincón de este mundo
con la cual encajo perfectamente.
No llores ante mis palabras
déjame que te ame
que te cobije mi corazón
pues tengo mi espada guardada
y mi armadura
encerrada en el armario
por dejar hace años
la guerra de la cual
deberíamos formar parte.
Me rindo ante ti
por ello te ruego
no pases de largo
y me mires con tus ojos
y me ilumines el hogar perdido
de mi corazón olvidado
después de muchas guerras.
Mi cuerpo y mi alma
llenas de cicatrices
me despiertan por la noche
torturandome con el pasado
y el presente tan olvidado
de todos.
Y en medio de tanta confusión
me rindo a ti
solo a ti, mujer.
Mi hogar está preparado
para acogerte
y darte el calor necesario
para que desees quedarte
con este viejo guerrero
curtido en los desengaños
y las piedras de esta vida.