Cuando la normalidad no existe
y la vida está encarcelada
detrás de una máscara
en mantener la distancia
entre cuatro paredes
deseamos alejarnos
raudos, veloces
hacía la soledad
de un paisaje verde y hermoso
pensando que el virus
no nos alcanzará.
Pero el viento nos trae el lamento
de aquellos que perdieron
parte de su corazón
y no los pueden encontrar.
Y con el viento vuela libre
la misma muerte
que nos envuelve en la ciudades
donde la normalidad no existe
y nos deja el rastro
de unos corazones tristes.
Por más botellones que hagamos
fiestas ilegales
reuniones familiares
y descansar en las terrazas
la normalidad no volverá
es la realidad como una piedra
que nos golpea
y nos deja aturdidos unos instantes
y luego nos levantamos
y seguimos adelante
luchando por la tan ansiada libertad
y normalidad.
Te busco cada día para besarte en los labios para acariciarte el alma para acoger…
Que tristeza la mía al contemplar la destrucción qué causa tu corazón por la pasión…